Ya en los tiempos de la conquista, estaba claro que los
indios estaban condenados a la servidumbre en esta vida y al infierno en la otra.
Sobraba evidencias del reinado de Satán en América. Entre
las pruebas más irrefutables, estaba el hecho de que la homosexualidad se
practicaba libremente en las costas del mar Caribe y en otras regiones. Desde
1446, por orden del rey Alfonso, los homosexuales de Portugal marchaban a la
hoguera: “Mandamos y disponemos por ley general, que todo hombre que tal pecado
cometiere, de cualquier guisa que fuere, sea quemado y reducido a polvo por
fuego, por tal que nunca de su cuerpo ni de su sepultura pueda ser oída
memoria.
En 1497, también Isabel y Fernando, los reyes católicos de
España, mandaron a que fueran quemados vivos los culpables del nefando pecado
de la sodomía, que hasta entonces morían a pedradas o colgados de la horca. Los
guerreros que conquistaron América realizaron algunos aportes dignos de
consideración a la tecnología de las muertes ejemplares. En 1513, dos días
antes de eso que llaman el descubrimiento del océano Pacífico, el capitán Vasco
Núñez de Balboa aperreó a cincuenta indios que ofendían a su Dios Católico
practicando el abominable pecado contra
natura. En lugar de quemarlos vivos, los arrojó a los perros especializados en
la devolución de carne humana. El sangriento y malévolo espectáculo en nombre
de su Dios y su religión, tuvo lugar en Panamá, a la luz de las hogueras. El
perro de Balboa, Leoncico, que cobraba sueldo de alférez, lució su maestría en
el arte del destripe, bendecido por los reyes Católicos de esa época.
Casi cinco siglos después, en mayo de 1997 , en la pequeña
ciudad brasileña de Sao Goncalo de Amarante, un hombre mató a quince personas,
y se suicidó de un tiro en el pecho, porque en el pueblo andaban diciendo que
él era homosexual. El orden que en el mundo impera desde la conquista de
América, no ha tenido jamás la intención de socializar los bienes terrenales,
que Dios libre y guarde, pero en cambio se ha dedicado fervorosamente a
universalizar las más jodidas fobias de la tradición bíblica.
En nuestro tiempo, el
movimiento gay ha ganado amplios espacios de libertad y respeto, sobre todo en
los países del norte del mundo pero todavía quedan muchas telarañas ensuciando
los ojos.
Hay mucha gente que todavía ve en la homosexualidad una
culpa que no tiene expiación, un estigma imborrable y contagioso, o una
invitación a la perdición que tienta a los inocentes: los pecadores, enfermos o delincuentes, según
como se mire, constituyen en cualquier caso un peligro. Numerosos homosexuales
han sido y siguen siendo víctimas de los grupos de limpieza social que operan
en Colombia y de los escuadrones de la
muerte en Brasil, o de cualquiera de los energúmenos de uniforme policial o
traje civil que en el mundo entero exorcizan sus demonios apaleando al prójimo,
o cosiéndolo a puñaladas o a balazos.
Según el antropólogo Luis Mott, del Grupo Gay de Bahía, no
menos de mil ochocientos homosexuales han sido asesinados, en los últimos
quince años, en Brasil.
“Se matan entre ellos”, dicen las fuentes oficiosas de la policía, “son cosas de bichas”.
Que viene a ser exactamente la misma explicación que uno escucha a menudo sobre las
guerras en África, son cosas de negros, o sobre las matanzas de indígenas en América:
son cosas de indios.
“Se matan entre ellos”, dicen las fuentes oficiosas de la policía, “son cosas de bichas”.
Que viene a ser exactamente la misma explicación que uno escucha a menudo sobre las
guerras en África, son cosas de negros, o sobre las matanzas de indígenas en América:
son cosas de indios.
Así se prueba que los indios son inferiores
(Según los conquistadores de los siglos dieciséis y diecisiete)
(Según los conquistadores de los siglos dieciséis y diecisiete)
Los indígenas se suicidan porque son holgazanes y se niegan
a trabajar.
Los indígenas andan desnudos, como si todo el cuerpo
fuera la cara.
Porque los salvajes no tienen vergüenza
Porque los salvajes no tienen vergüenza
Los indígenas Ignoran el derecho de propiedad, y comparten
todo, carecen de afán de riqueza. Porque son más parientes del mono que del hombre.
Los Indígenas se bañan con sospechosa frecuencia.
Porque se parecen a los herejes de la secta de Mahoma,
que bien arden en los fuegos de la Inquisición.
Los indígenas creen en los sueños y obedecen a sus voces.
Por influencia de Satán o por pura estupidez.
Los indígenas practican libremente la homosexualidad.
La virginidad no tiene importancia alguna.
Porque son promiscuos y viven en la antesala del infierno.
Porque se parecen a los herejes de la secta de Mahoma,
que bien arden en los fuegos de la Inquisición.
Los indígenas creen en los sueños y obedecen a sus voces.
Por influencia de Satán o por pura estupidez.
Los indígenas practican libremente la homosexualidad.
La virginidad no tiene importancia alguna.
Porque son promiscuos y viven en la antesala del infierno.
Los indígenas jamás golpean a los niños, y los dejan andar
libres.
Porque son incapaces de castigo ni doctrina.
Los indígenas comen cuando tienen hambre y cuando es hora de comer.
Porque son incapaces de dominar sus instintos.
Los indígenas adoran la naturaleza, a la que tienen por madre,
y creen que ella es sagrada.
Porque son incapaces de religión y solo pueden profesar idolatría.
Porque son incapaces de castigo ni doctrina.
Los indígenas comen cuando tienen hambre y cuando es hora de comer.
Porque son incapaces de dominar sus instintos.
Los indígenas adoran la naturaleza, a la que tienen por madre,
y creen que ella es sagrada.
Porque son incapaces de religión y solo pueden profesar idolatría.
En el Congreso
Panamericano del Niño celebrado en Chile, habían sido numerosas las voces que
exigían “seleccionar las semillas que se siembran, para evitar los niños
impuros,
mientras el diario argentino La Nación editorializaba sobre la necesidad de “velar por el porvenir de la raza”, y el diario chileno El Mercurio, advertía que la herencia indígena dificulta, por sus hábitos y su ignorancia, la adopción de ciertas costumbres y conceptos modernos.
mientras el diario argentino La Nación editorializaba sobre la necesidad de “velar por el porvenir de la raza”, y el diario chileno El Mercurio, advertía que la herencia indígena dificulta, por sus hábitos y su ignorancia, la adopción de ciertas costumbres y conceptos modernos.
A finales de 1996, a vísperas de Navidad, la catedral de Salta,
en el norte argentino, se quedó sin pesebre. Las figuras sagradas tenían rasgos y ropas indígenas: eran indios
los pastores y los reyes magos, la Virgen y san José y hasta el Jesusito recién
nacido. Tamaño sacrilegio no podía durar. Ante la indignación de la alta
sociedad local y las amenazas de incendio, el pesebre fue retirado.
Tomado de: Escuela del Mundo al Revés de Eduardo Galeano.
Y para finalizar, varios de los que se autodenominan los
representantes de Dios en la tierra
varias veces y hasta en un Concilio discutieron si los indígenas y los negros tenían alma.
Francisco Guayasamin.
varias veces y hasta en un Concilio discutieron si los indígenas y los negros tenían alma.
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