sábado, 11 de diciembre de 2010

CRISTIANISMO Y HOMOSEXUALIDAD, CUESTIÓN DE IDENTIDAD.



Se puede hablar de tres identidades específicas: la identidad homosexual, la identidad gay/lésbica y la identidad cristiana. Cada una de ellas produce determinados efectos en el comportamiento de las personas.


a) La identidad homosexual

Sus orígenes se remontan al s. XIX y se basa en la idea de que la atracción sexual entre personas del mismo sexo tiene una explicación biológica o psicológica.
Así pues, la «homosexualidad» no es un pecado, sino algo intrínsecamente enraizado en la persona.

El aspecto positivo es que el «homosexual» no es culpable de sus impulsos y por eso no tiene que justificarse por algo que hay en él.

El aspecto problemático de esta consideración es que, en el momento que construyo una identidad homosexual, ya no soy yo el que siente atracción por personas de mi mismo sexo, sino que hay algo en mí (mis genes, mis hormonas, mi predisposición física) que me lleva hacia las personas de mi mismo sexo.

Aunque no quisiese, mi predisposición me impone que sea así. Tengo que aceptarlo del mismo modo que otros aceptan, por ejemplo, una enfermedad mortal.

La identidad de toda persona «homosexual» está, por así decirlo, sometida a su naturaleza; es, en ese sentido, una identidad trágica.

El mensaje político: «No podemos hacer nada contra nuestro impulsos, tenéis que tolerarnos». (Nunca se han aducido pruebas científicas sobre el presunto origen genético, hormonal o psicológico de la atracción hacia personas del mismo sexo).

b) La identidad gay o lésbica

Los gays y las lesbianas no se preguntan por el origen de sus deseos. Sus deseos son así y ya está. No son algo extraño o impuesto, sino simplemente lo que desean.

No es una imposición, sino una elección libre. El aspecto positivo es que la construcción de una identidad gay o lésbica pasa por la construcción de una identidad propia, por la conciencia de la propia persona.

No es otra cosa que el derecho de toda persona de vivir según su inclinación, a condición de que esto no haga daño a otras personas.
No hay que avergonzarse. Y si se desea luchar contra la falta de respeto de sus derechos en la sociedad, entonces también se puede estar orgulloso: «orgullo gay».

El aspecto problemático: quien construye su propia identidad exclusivamente sobre la afirmación de los deseos sexuales se arriesga a limitar otros aspectos de su personalidad.

La identificación con un grupo de gays o lesbianas puede además limitar la construcción de una identidad individual.

El mensaje político: «Nosotros queremos lo que queremos y vosotros tenéis que aceptarlo».

c) La identidad cristiana

La identidad cristiana, en realidad, es una no-identidad. En este mundo, los cristianos «nunca se sienten como en casa» (Heinrich Böll), no se identifican con ellos mismos o con un grupo de personas, sino con Jesucristo, que enseña a «dar la vida por los amigos» (Gv 15,13).

Pero nunca nadie podrá decir que un cristiano es idéntico a Cristo. Cristo siempre es más grande que nosotros, por lo que quien se identifica con Cristo quiere crecer más allá de sus posibilidades, quiere transcender a su persona. Así dice Pablo: «Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Gal 2,20)

Los cristianos están seguros de dos cosas:

1) que Dios los ama por lo que son y

2) que Dios confía en ellos mucho más de cuanto puedan confiar ellos mismos. Siguiendo a Cristo pueden dejar atrás sus pequeñas identidades humanas y convertirse, como Cristo, en amor verdadero.

Las personas que se orientan hacia personas de su mismo sexo no se esconderán, en cuanto que cristianos, detrás de la inocencia de una predisposición biológica, sino que admitirán delante de Dios que su orientación está determinada por el amor.

El mensaje político: «Para combatir la injusticia y el odio, hay que transformar toda relación humana en amor».



Reflexiones del teólogo Norbert Reck*

* Norbert Reck es redactor jefe de la edición alemana de la revista Concilium, enseña teología y filosofía en la Katholischen Stiftungs-fachhochschule de Múnich, es guionista radiofónico y un referente en las actividades educativas de carácter religioso de algunos periódicos. El 4 de octubre de 2008 presentó en Milán (Italia) el número de Concilium sobre “Las homosexualidades”.

Ha publicado numerosos libros sobre teología entre los que destacan: Abenteuer Gott. Den christlichen Glauben neu denken (Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 2003); Im Angesicht der Zeugen. Eine Theologie nach Auschwitz (Matthias Grünewald Verlag, 2002); Von Gott reden im Land der Täter. Theologische Stimmen der dritten Generation seit der Shoah (Wissenschaftliche Buchgesellschaft, 2001). Su página web es http://www.norbertreck.de/

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