viernes, 30 de mayo de 2014

HOMOFÓBICOS Y ADEMÁS "DE CLOSET"


Se expresan de muchos modos en estos tiempos.
Lo hacen en broma y en serio.
Más en broma porque allí se encuentran a sí mismos.
O sea en su enfermedad.
Exaltan sus virtudes espirituales, religiosas y “masculinas”
cuando quieren denigrar a los “maricas”, “mecos” y/o “degenerados”.
(También hay homofóbicas, no es un asunto exclusivo de los machos)
Algunos de ellos se encargaron de difundir (y todavía lo hacen)
rumores y chistes sobre el supuesto “Círculo Rosa” del Gobierno.
Es su forma viril de hacer “política”.
Son los mismos que en los programas de farándula se muestran muy machitos, galanes, seductores y hasta inteligentes. Usan trajes elegantes y se declaran bien casados, porque para estar bien casado hay que tener amantes
(de cualquier género).
También hay de los otros (algunos encumbrados en cargos directivos
y en corporaciones económicas muy “sólidas”, “erectas” y “testiculares”)
que sin ser tan evidentes con sus acciones y decisiones han sostenido
esa cultura homofóbica aun cuando se dicen tolerantes, open mind, etc.
Van a los saunas a recubrir sus pieles de brillo y a cuidar sus traseros con
masajes de una mano femenina (una masculina les pondría a dudar
de su virginidad posterior).
Allí están quienes aprueban editoriales y comentarios atentatorios
con los derechos, como si su publicación fuese “normal” en una sociedad
y en una coyuntura donde lo que más reprochan es la supuesta ausencia
de libertad de expresión.
Son esos que cuando un diario capitalino tituló un domingo “Orgullo gay sale
a las calles” el editor que lo hizo fue llevado al Consejo de Redacción,
como si fuese a un tribunal de la Inquisición, por el pinche pecado
de haber registrado un dato de la realidad.
Son los mismos que se han encargado de “intolerar” la existencia de otros medios, géneros, expresiones, creencias, ideales y/o ilusiones personales y políticas.
A esos homofóbicos de clóset no les cabe en  ninguna parte de su cuerpo que unos “pocos” cientos de lectores envíen cartas pidiendo sanción ejemplar a quien calificó de repugnante que dos personas del mismo sexo se tomen la mano.
Ellos son los que con quitar el artículo de la web creían haberse librado de culpa.
Y también son esos que violan o son violados y andan por el mundo rezando por la salvación de la humanidad. A todos ellos el cambio de época que vive el Ecuador y el mundo les tomó por sorpresa, creyeron que solo ocurriría en el campo de las finanzas y solo afectaría a su bolsillo, pero resulta que les tocó las fibras más íntimas de su conciencia, de su alma y de su razón de vida.
Por Orlando Perez

domingo, 18 de mayo de 2014

SEXO, PUDOR Y PODER


La libertad es la condición ontológica de la ética; pero la ética es la forma reflexiva que adopta la libertad.
El moralismo nunca fue revolucionario, el  espíritu conservador y el puritanismo sexual  caracterizaron  en  todas las épocas al pensamiento retrogrado. La santa y severa inquisición afinó su puntería criminal contra los delitos del cuerpo,  lo  inmoral sexualresulto punible como ofensa a las leyes de la sociedad y de Dios. La reacción victoriana se encargó de enfatizar lo sexual como lo definible moralmente, los  fascismos persiguieron a los cuerpos liberados y  los totalitarismos de toda laya  crearon catecismos morales obligados.

La relación moralidad sexual y política  fundamenta  la  gobernabilidad extrema,  a las castas del poder   no le bastan el dominio de los escenarios circundantes, los regímenes ven en el cuerpo  individual una amenaza libertaria (y ciertamente lo es),  entonces, la calificación moral es inmanente a la conducta del poder  porque la (in)moralidad personal, atenta contra el principio de vigilancia normativa  y la intimidad incomoda la vigilancia. La  irreverencia  del placer  no consentido, es razón  disciplinaria suficiente  para justificar su prohibición. En su dimensión maniquea,  las clases dirigentes  hablaran en nombre de los derechos de las mayorías y harán creer  al conjunto  que una «mayoría moral»  es la que  impone límites a la libertad de los «inmorales» a la que se suma un inventario cultural forjado e importado  desde el dogma religioso  el «acto inmoral» debe ser un delito.

La ciencia jurídica como parte de la superestructura de dominación  determina cuándo es válido o no prohibir un acto (in)moral e instala una dicotomía: moralismo legal y trasgresión personal, asentando el principio de que es el estado el fijador de límites  y el calificador  de la moral pública necesaria. La despenalización del homosexualismo,  la  prostitución, e incluso el sexo oral son acontecimientos tardíos en el mundo occidental. En 1965 se condeno a un sujeto ligado a la revista Play Boy cuando se le descubrió en acto de felación con su secretaria, hecho calificado de inmoralidad y sodomía.

 El estado garantista consolida  su propuesta ética en  el pensamiento panóptico y son los argumentos morales los que justifican el control punitivo. Al igual que el pensamiento clerical de antaño, lo simbólico se entrecruza con lo real y lo imaginario, por eso, el tema de la imagen  será  contundente e importará tanto o  más que el mismo acto calificado, así por ejemplo y en forma simbólica el estado promueve la prohibición de  tomar cerveza en el santo día domingo (a comer ceviche con yogurt, se ha dicho) y en el educativo día lunes de inicio de clases se prohíben los lunes sexis. La apariencia importa, la decencia es significativa

La hipocresía victoriana, la asunción del veto en el poder calificador de lo púdico en lo público espantan con sus contradicciones pedagógicas: en un mundo en el que es permitido la imágenes de descuartizados cuerpos,  fotografías  de espanto y muerte por las guerras y desastres, niños famélicos de hambre,  se prohíbe la exposición del cuerpo de la mujer ¡sobre todo el día lunes¡

La comercialización de la imagen de  la piel, siempre tuvo vendedores y compradores  y dan asco los vendedores, pero es un deleite sensual el desnudo humano,  bello seria un movimiento liberador de todas cadenas mercantiles. Confirmemos, jamás será el estado con sus actos impúdicos y corruptelas crónicas el   juez  probo de la moral individual  y social. Ni serán los burócratas de dudosa reputación quienes juzguen el bien y el mal de mi conducta ni de mi mirada.

Post Datas

1. La   exposición del cuerpo tiene sus curadores burócratas políticos que sentencian  que es artístico y que impúdico. Los hermosos desnudos de la revista Soho  evaden con estética depurada el ojo visor. Los cuerpos bellos y provocativos de las mujeres de los días lunes no pasan  más al sensor ¿se juzga la provocación erótica? ¿Se quiere educar a las masas en lo artístico y púdico, considerando vulgar el lenguaje elemental que consumen los de abajo?

2. El pop-art asumió el sexo como algo natural,  en el marco de la liberación sexual de los años 60  la  revista Playboy de  Hugh Hefner irrumpe contra la hipocresía moral sobre todo en EEUU y subversivamente rompe  el apartheid al permitir e la adhesión de negros a los clubes  de Play Boy y modelos negros lo que le valdría la condena de un gobernador blanco y movilizaciones y amenazas del Kukus Klan.

3. El escritor de izquierda  y padre de la narrativa ecuatoriana Pedro Jorge Vera al inicio de la década de los 70 publica la revista  “Ecuador 70” y opta no por las imágenes clásicas de la lirica izquierdista con los overoles obreros y mas marchas proletarias. Elige el cuerpo de la mujer, desnuda y liberada



Tomas Rodríguez León